En las próximas líneas trataremos sobre los edificios que realizó Aníbal González para la Sociedad Catalana de Gas en Sevilla a comienzos del siglo XX, ejemplo de la arquitectura industrial propia de la época. Gran parte de las construcciones levantadas para este complejo fabril desaparecieron entre 1988 y 1992, pero afortunadamente algunos de sus edificios se salvaron del derribo y se conservan con diferentes usos. ¿Qué nos queda de la obra de Aníbal González para la Sociedad Catalana de Gas? Vamos a verlo.
Sevilla sigue viviendo en deuda con Aníbal González, arquitecto que cambió la fisonomía de la ciudad y al que debemos en gran parte la Sevilla de hoy, una ciudad regionalista. Tras su muerte, los propios arquitectos locales de las décadas posteriores, rechazaron la obra de González, así como también lo hicieron con sus contemporáneos como Espiau, Talavera o los hermanos Gómez Millán. El arquitecto que quería considerarse moderno estaba obligado a mirar al exterior, mientras que los arquitectos "regionalistas" eran símbolo del pasado y de una tradición que estaba mal vista. Eso provocó que durante los años 40, 50, 60, ó 70 del siglo XX, la ciudad viviera una verdadera oleada destructiva que arrasó no solo con obras de estos arquitectos, sino también con edificios de siglos anteriores. La Sevilla "moderna" borró parte de su propia historia en pos de una modernidad muy mal entendida.
Hoy nos ocupamos de una serie de construcciones que Aníbal González levantó para la Sociedad Catalana de Gas y que aunque reformadas y con nuevos usos, aún se mantienen en pie varios de sus edificios. Son un buen ejemplo de esa arquitectura industrial que tuvo Sevilla, que fue abundante, que tanto interés tiene para muchos ciudadanos y que tanto necesita aún de ser valorada como merece.
En 1910 la empresa Catalana de Gas decidió la construcción de unas nuevas instalaciones industriales en la ciudad, comprando en 1911 terrenos en la Huerta del Rosario y San José (en el actual barrio del Porvenir), con una superficie total aproximada de unos cien mil metros cuadrados. Aníbal González redacta el proyecto ese mismo año de 1911, aprobándose al año siguiente. En 1914 se inauguró ya la central eléctrica, aunque hasta 1915 no terminaron por completo las obras. De este conjunto industrial sobreviven aún 3 de los edificios que lo formaban y que podemos ver en la zona comprendida entre las actuales calles Felipe II y Cardenal Bueno Monreal.
La construcción de esta central eléctrica y fábrica de gas a principios del siglo XX, significa para Sevilla la consolidación de un sistema de producción energética asociada a la idea moderna de industrialización que a finales del siglo XIX y principios del XX, ocurrieron simultáneamente en otros lugares de Europa. Junto con la fábrica de electricidad que en el año 1905 construyera Aníbal González próximo al Prado de San Sebastián y demolida en el segundo tercio del siglo XX, debían haber permitido que un número importante de otras fábricas destinadas a la producción se instalaran en la ciudad, al no ser ya su situación dependiente de los recursos naturales. Sin embargo esta idea no llegó a concretarse.
El recinto que albergaba la fábrica de la Catalana de Gas estaba formado por un conjunto de edificios, del que, como ya hemos comentado, se conservan actualmente tres, los cuales cuentan con protección urbanística de grado "C" en el Catálogo periférico del Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla (referido a edificios protegidos fuera del conjunto histórico). En las instalaciones del barrio del Porvenir se levantaron los siguientes edificios: dos naves adosadas destinadas a central eléctrica, el silo para el carbón y la sala de hornos, torre de depósitos, chimeneas, depuradoras, talleres, fábrica de sulfato, viviendas, oficinas y portería, entre otros. En 1987, una explosión en las instalaciones hizo al barrio temer lo peor, aunque afortunadamente no hubo víctimas. Al año siguiente comenzaría la demolición de gran parte de los edificios, cuyos últimos vestigios desaparecerían en 1992 excepto tres que veremos a continuación.
Edificio de oficinas
El edificio que actualmente alberga la sede del Distrito Sur fue, dentro del conjunto fabril, la construcción donde se ubicaban las oficinas y algunas viviendas. El edificio es de planta cuadrada, con fachada principal orientada al norte, de dos plantas y un tercer piso a modo de qubba en el centro de la fachada sur. La construcción de Aníbal González está realizada en ladrillo, de inspiración neomudéjar, con ventanas con arco de herradura en la planta baja y de arcos de medio punto peraltados en el piso superior. Mientras estuvo en uso dentro de la fábrica, en la planta baja se ubicaban las oficinas y en la superior varias viviendas.
Ocupa una manzana entre las calles Jorge Guillén, Amado Alonso y Pedro Salinas.
Central eléctrica
Fue el edificio más destacado del conjunto, e indudablemente, al que mayor dedicación puso Aníbal González, hoy ocupado por el gimnasio Galisport. Lo forman dos naves gemelas adosadas con cubierta a dos aguas. Una estaba dedicada a caldera y la otra era para las instalaciones eléctricas. Esta última tiene dos plantas en toda la superficie y un tercer nivel en el extremo oeste. La estructura es de muros y pilares de ladrillo y cerchas metálicas. Ladrillo visto en todos los alzados de la fábrica. Cubierta de tejas con lucernario longitudinal. Estructura interior de pilares, vigas y losas de hormigón armado.
El tratamiento de los muros exteriores de la fábrica se hace a base de un único módulo, separado por pilastras lisas, y que se repite por igual en todos los paramentos, dándole continuidad entre ellos gracias a las aristas curvas de sus esquinas, Este módulo se compone de dobles huecos, con dintel curvo en la planta baja y rectangulares en la alta. Una franja hecha de pequeños rectángulos labrados en el muro recorre horizontalmente la parte superior de las fachadas. Este esquema se altera únicamente en la zona de las tres plantas de altura así como en el centro de los muros frontales. En estos se remata el frontón con pares de ventanas de medio punto. El orden arquitectónico, de proporciones totalmente clásicas (casi como un templo griego), está trazado con total simplicidad, dibujándose los huecos limpiamente sobre el paramento y sin concesión alguna de elementos decorativos superfluos. Ocupa la manzana comprendida entre las calles Editor José Manuel Lara, Cardenal Bueno Monreal, Bogotá y Adriano del Valle.
Torre del Agua
Torre para depósitos en 6 plantas y 30 metros de altura. Cubierta de tejas a cuatro aguas. - Chimenea, de 48 metros de alta, con planta circular de 2,9 metros de diámetro interior con espesor variable de 0,8 a 0,2 metros. Se asentaba sobre base prismática octogonal. Toda la chimenea era de ladrillo visto. Actualmente forma parte del edificio del Centro Cívico Torre del Agua. Se encuentra entre la calle Editor José Manuel Lara y la plaza Vicente Aleixandre.
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