Alameda de Hércules de Sevilla: Historia y Curiosidades.

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La historia de la Alameda de Hércules es muy interesante y ha sido uno de los rincones de Sevilla que más ha cambiado a lo largo de la historia. De ser río pasó a ser una laguna, de laguna a zona inundada con frecuencia y lodazal, hasta que se decide actuar sobre el lugar y convertirlo en el primer paseo intramuros construido en Europa. Desde su construcción ha pasado épocas de esplendor y de decadencia, hasta ser hoy la zona de ocio más variada y alternativa de Sevilla. Su creación supone un hito en el urbanismo local y el programa iconográfico desarrollado, una muestra del triunfo de las ideas humanistas propias del Renacimiento, reflejo del esplendor de la vieja Híspalis durante su Siglo de Oro.

Cuando se funda la "primera Sevilla", la ciudad fenicia llamada Spal o Ispal, la zona de la Alameda de Hércules se encontraba aún muy lejos del núcleo habitado. El lugar formaba parte del cauce del río que cruzaba de norte a sur lo que actualmente es el centro histórico de la ciudad. Donde hoy están la Alfalfa y la Cuesta del Rosario, se encontraría el límite norte de la ciudad original hasta inicios de nuestra era. La Híspalis romana se empieza a expandir hacia el norte, llegando hasta lo que hoy es la Encarnación durante la época imperial, alcanzando el entorno de la Alameda en los primeros siglos de dominio musulmán. Por los hallazgos encontrados sabemos que en esos momentos, la ciudad llegó hasta lo que hoy serían San Juan de la Palma y San Martín, donde se cree que pudiera haber una primitiva puerta de la muralla (aunque noy hay aún consenso en este tema). No sería hasta época almohade cuando el lugar que hoy ocupa La Alameda, quedaría incluido dentro del recinto amurallado que estos levantaron para defender la ciudad. En esa época, siglos XII-XIII el cauce del río sería ya prácticamente el actual y en el espacio de la Alameda de Hércules, lo que encontraríamos sería una laguna, conocida como La Laguna de la Feria, nombre que mantuvo desde la conquista cristiana hasta la construcción del paseo.

La historia de la Alameda de Hércules tal y como la vemos hoy, se crea en 1574 bajo el mandato del asistente Francisco Zapata y Cisneros, I conde de Barajas. Es uno de los paseos más antiguos de Europa, el más antiguo si tenemos en cuenta sólo los paseos construidos intramuros ya que la mayor parte (como ocurriría también en Sevilla con otros paseos posteriores), surgieron en las periferias urbanas y con diseños más simples. Se convertirá en una referencia para otros paseos que se abrieron después tanto en España como en América.

Tras las labores de nivelación y saneamiento de la zona conocida como Laguna de la Feria, muy degradada y baja por haber sido parte del antiguo cauce del Guadalquivir como hemos visto, se trazaron dos zanjas largas para canalizar el agua del sector y entre ambas se diseñan tres calles de casi 500 metros de longitud, conformadas por árboles de diferentes especies: álamos, alisos, cipreses, naranjos y árboles del paraíso. En la calle central se instalan tres fuentes de mármol y jaspe cuya agua llegaba desde la Fuente del Arzobispo, un manantial situado en las afueras de la ciudad y a modo de portada dos grandes columnas romanas, de granito sobre pedestales y rematadas con sendas esculturas que representaban a Hércules y Julio César. El primero se consideraba el fundador mítico de la ciudad, el segundo quien la dotaría de murallas y del estatuto de colonia romana. Completaba el diseño político-humanista el hecho de que las cabezas de ambos personajes eran los retratos del emperador Carlos I de España y V de Alemania y de su hijo y monarca reinante en el momento Felipe II. En una de las muchas reformas experimentadas a lo largo del tiempo, en el extremo opuesto del paseo se levantan en 1764, bajo el gobierno del Asistente Larumbe otras dos columnas rematadas por dos leones, sosteniendo los escudos de España y el NO&DO de Sevilla, obras de Cayetano de Acosta (artífice de los magníficos retablos de la Colegial del Salvador), incorporándose otras tres fuentes más y plantándose 1700 álamos. Ya en el siglo XIX, otra reforma definió el perímetro que hoy tiene, regularizando todos sus frentes mediante la construcción de una serie de manzanas, lo que llevó consigo una reducción de sus dimensiones. Se colocaron verjas alrededor de los pedestales para protegerlas del público (el Ayuntamiento tiene previsto volver a colocar verjas similares en breve tras la reciente restauración de las cuatro columnas) y junto a las columnas de los leones se coloca una fuente, la conocida como "Pila del Pato", que llegó desde la Plaza de San Francisco y que se encuentra hoy en la Plaza de San Leandro, donde parece haber encontrado su lugar tras siglos de vida nómada por la ciudad. Otro elemento característico desde finales del XIX y parte del siglo XX serán los famosos kioscos que se repartirán a lo largo del paseo.

PROGRAMA ICONOGRÁFICO DE LA ALAMEDA DE HÉRCULES 


A pesar de la aparente sencillez de las dos columnas originales, es decir, las de la parte sur (las del lado norte no llegarán hasta el siglo XVIII), el conjunto esconde un complejo programa iconográfico plenamente renacentista, al que me gustaría dedicar unas palabras. La iniciativa parece tener origen en la corte de Felipe II (no podemos olvidar que Sevilla era en ese momento la ciudad más grande, más habitada y más rica de España y se había convertido en uno de los grandes centros del comercio europeo) y toma forma bajo el mandato en Sevilla del asistente Francisco Zapata de Cisneros, I Conde de Barajas y un gran humanista. Este recibe el encargo de sanear y urbanizar las lagunas residuales del Guadalquivir ubicadas dentro del recinto amurallado, en uno de los puntos de cota más baja de toda la ciudad. Encarga el programa iconográfico se al canónigo de la catedral Francisco Pacheco (personaje ensombrecido por el nombre de su sobrino; pintor, tratadista y suegro de Diego Velázquez), quien diseñó también la iconografía del fantástico facistol y del tenebrario de la catedral, así como de la iconografía que vestirá La Giralda tras la remodelación que llevará a cabo Hernán Ruiz II. Francisco Pacheco tendrá un grupo habitual de artistas colaboradores que participan en casi todos los proyectos. Donde veamos a Pacheco, veremos también al citado Hernán Ruiz el Joven, Bartolomé Morell, Juan Bautista Vázquez el Viejo o Diego Pesquera. De hecho estoy seguro que, de vivir Hernán Ruiz cuando se acomete el proyecto de la Alameda (muere en 1569), hubiera participado. Según las noticias que tenemos, Bartolomé Morell; maestro fundidor y considerado toda una eminencia en la época diseñando máquinas e ingenios. Él se encargará del transporte de las columnas, realizado en cajas de madera con rodetes, las columnas saldrían de la ciudad por la Puerta de la Carne para volver a entrar en ella en un punto ya cercano a La Alameda, para lo que fue necesario un derrumbe en el lienzo de muralla para poder atravesarla. A Morell le debemos los bronces de Mercurio y Neptuno en el Real Alcázar, la primera escultura de la Fuente de Mercurio de la Plaza de San Francisco (la fuente actual es de 1717, inspirada en la original desaparecida de 1576)  y por supuesto nuestro bronce más querido, "el Giraldillo".

Por otro lado tenemos a Diego Pesquera y a él le debemos las dos esculturas que encontramos sobre las columnas; Hércules (copia del Hércules Farnesio procedente de las Termas de Caracalla de Roma. La escultura había aparecido treinta años antes, sin cabeza ni piernas y esta será la primera copia en mármol de gran tamaño de la que se tiene constancia) y Julio César. A Pesquera lo encontramos también en obras en la catedral, en la escultura de los citados Mercurio y Neptuno del Real Alcázar (que luego llevará al bronce Morell), el Mercurio de la fuente de Plaza de San Francisco (no el actual sino el original como antes dijimos) o en la maravillosa imagen del Cristo de Burgos que tenemos en Sevilla.

Las columnas del extremo sur, se sitúan en lo que entendemos como inicio de La Alameda de Hércules y proceden como la mayoría sabe de la calle Mármoles, en el Barrio de Santa Cruz. Allí aparecieron seis columnas de fuste granítico y basas marmóreas que a lo largo de los siglos se han relacionado con un templo situado en ese lugar, con material de acarreo traido de Itálica para ser reutilizado en Sevilla, con un pórtico del supuesto foro de Híspalis y hasta más recientemente con la posible entrada a la primera catedral de la ciudad. Nada se sabe con certeza y todo son hipótesis a la espera de nuevos hallazgos, que permitan concretar algo más. Dos de estas columnas son las que vemos en el lado sur de la Alameda, otra parece que se rompió en su traslado al Alcázar y tres que quedan expuestas aún en el lugar donde aparecieron, en la citada calle Mármoles. Alfonso Álvarez-Benavides nos relata como hubo intención por parte del Ayuntamiento de usar las tres columnas restantes en un monumento dedicado a San Fernando en la recién inaugurada Plaza Nueva y que finalmente no se llevó a cabo para construir el monumento actual.

A Hércules se le representa con la cara del emperador Carlos ya fallecido en ese momento, pero al que Sevilla debía importantes obras de renovación como el Ayuntamiento, reformas en el Real Alcázar donde contrajo matrimonio con Isabel de Portugal, etc. A Julio César lo encontramos con la cara de Felipe II, monarca del momento, que había visitado Sevilla cuatro años antes y al que le debemos un tercio de nuestro Patrimonio de la Humanidad; la antigua Lonja de Mercaderes, hoy Archivo General de Indias e importantes obras tanto en la arquitectura del Real Alcázar como en los jardines. Ambos monarcas se miran sobre las columnas, cerrando un conjunto a modo de arco triunfal donde se habla de grandezas pasadas y presentes, recordando además las columnas de Hércules que Carlos V había incluido en su escudo con el lema PLVS ULTRA y que aún se conservan en el escudo actual de España.

Ambas esculturas están colocadas sobre sendas peanas cuadradas con inscripciones latinas en sus cuatro frentes, donde encontramos por ejemplo "El Senado y el pueblo de Sevilla", "al fundador de la ciudad de Sevilla" bajo la escultura de Hércules o "El cabildo de los sevillanos", "al instaurador de la colonia Rómula" bajo Julio César.

Bajo los fustes romanos, los dos grandes pedestales contienen una inscripción en la parte frontal. En la de Hércules, la inscripción está en castellano y en la de César en latín. En la primera, da cuenta del reinado de Felipe II, del gobierno del Conde de Barajas, de las actuaciones llevadas a cabo, intervinientes en la obra y la fecha. La segunda se dedica al Conde de Barajas, exaltando su figura, alabando la reforma del lugar, la traída de agua desde la Fuente del Arzobispo y agradeciendo las obras realizadas bajo su mandado en la ciudad, con fecha de 1578, año en el que se dan por concluidos los trabajos.

Desde el primer momento, La Alameda de Hércules se convierte en el centro de la vida social sevillana. Por sus proporciones, el paseo permitía pasear a caballo o en coche, permitiendo la contemplación, la exhibición y lucimiento, como si fuera el paseo de caballos de nuestra actual Feria de Abril. Las fotografías, grabados y pinturas conservadas nos muestran siempre un ambiente festivo donde se mezclaban todas las clases sociales de la ciudad. Desde nobles a caballo o en coche a mendigos, niños, espadachines, músicos o aguadores que iban a por agua a las fuentes para venderla en otros puntos de la ciudad.

De todas las representaciones que de la Alameda de Hércules se han hecho a lo largo de sus casi 450 años de existencia, para mí la más interesante es el zócalo cerámico del claustro del Convento de la Encarnación de Osuna. Es un friso de azulejos planos trianeros, obra anónima de la década de 1770 de unos 90 cm de alto por más de siete metros de longitud. A lo largo de la escena vemos los dos grupos de columnas en los extremos, coches, señores a caballo, parejas que pasean, aguadores cogiendo agua en las fuentes, niños jugando, músicos, vendedores ambulantes, religiosos y toda una completa representación de la Sevilla barroca, tomada directamente del natural como si de una fotografía de época se tratara.  Os dejo seis fotografías donde poder ampliar y ver los detalles de este magnífico documento histórico en forma de zócalo de azulejos. Desde aquí agradecer las magníficas fotos de los amigos de retabloceramico.net, fuente imprescindible en todo lo que tenga que ver con la azulejería.

Posteriormente, la creación de otros paseos le hizo perder protagonismo y el consecuente olvido y degradación tanto física, con pérdida de arbolado y fuentes, como social, con el aumento de la marginación. El siglo XX  sin embargo empezó bien para La Alameda de Hércules, viviendo de nuevo una etapa de esplendor con la celebración de festejos populares, la asistencia al lugar de las murgas carnavaleras y convirtiéndose en uno de los centros del flamenco junto con Triana, por ello podemos ver en la parte norte monumentos dedicados a personajes como Pastora Pavón, "Niña de los Peines" o Manolo Caracol, personajes relacionados con La Alameda, como también lo fue Chicuelo, al que también dedicaron una escultura. Pero a ese esplendor de la primera mitad del siglo, le siguió una etapa de enorme decadencia, centro de  prostitución y droga, de la que afortunadamente ha sabido recuperarse. Hoy en La Alameda encontramos un espacio de ocio, de cultura alternativa, afluencia de terrazas, bares y restaurantes de comida local e internacional o agradables cafeterías y bares de copas que la hacen tener movimiento diariamente, convirtiéndose en uno de los ejes del ocio y cultura local.

La Alameda que hoy conocemos es fruto de una reforma llevada a cabo a comienzos de este siglo. Las obras tenían previsto finalizar en el 2007, algo que finalmente ocurrió al año siguiente. El nuevo suelo color albero vino a sustituir al albero real que tuvo antes y solo se ve interrumpido por las fuentes, cuyo suelo, lo forman las mismas losetas que cubren todo el espacio pero vidriadas en blanco o en azul, recuerdo de ese agua que antaño cubrió el espacio. Precisamente en la fuente central, donde de unos surtidores camuflados entre las pequeñas losas brota el agua (cuando están funcionando, que es casi nunca), encontramos una curiosidad en la que pocos han reparado. Las losetas blancas y azules hacen un dibujo, en concreto dos fechas: la de 1574 cuando se construye la Alameda de Hércules y la de 2007, año previsto para su reinauguración tras la reforma. Apenas se percibe cuando uno pasea por allí pero, miren a través de Google Maps, a continuación les dejo un par de capturas.

Desde mi punto de vista, y me consta que no soy el único, a La Alameda de Hércules le falta aún un punto en el que mejorar para llegar a tener el esplendor de tiempos pasados, y es recuperar el verde de antaño. Recuperar los árboles perdidos en las diferentes reformas es una reivindicación popular desde hace años y los que conocimos la Alameda verde y frondosa con suelo de albero, echamos de menos esa imagen y añoramos que se recupere algún día.

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2 comentarios en “Alameda de Hércules de Sevilla: Historia y Curiosidades.”

  1. Reconozco que el barrio de la Alameda, no ha sido muy acogedor para la mayoría de los sevillanos por su mala fama en décadas pasadas. Pero en la actualidad es un lugar muy agradable para tomar café o unas copas. Sin embargo la remodelación actual nos ha privado de la arboleda, de hermosos bancos y del albero tan bueno para los juegos de los niños.

  2. Hola! Bonito artículo y muy interesante la historia de la Alameda. Los parques y paseos como algunas plazas, son la «sala de estar» de las ciudades y a los turistas nos gustan esos detallitos, saber que nos estamos tomando una cerveza en un monumento ☺️

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