Vítores de Sevilla: pintadas con historia.

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¿Qué son los vítores?

Hoy hablaremos de vítores y Sevilla pero, ¿qué son estos vítores? Dicho de forma coloquial, son grafitis o pintadas que los universitarios realizaban en edificios emblemáticos pero, ¿cuál es su origen? ¿de dónde viene esta tradición? Su historia es muy interesante y hunde sus raíces en la Roma imperial. Vamos a conocer su origen, su significado, y veremos los ejemplos que aún se conservan en varios edificios importantes de la ciudad. Hoy hablamos de los vítores de Sevilla.

Según la RAE, vítor o víctor significa viva o aplauso, pero también letrero escrito directamente sobre una pared, o sobre un cartel o tablilla, en aplauso de una persona por alguna hazaña, acción o promoción gloriosa. Suele contener la palabra víctor o vítor.

¿Cuál es el origen de los vítores?


Según la leyenda, el origen se remonta a la batalla del Ponte Milvio, que tuvo lugar en Roma el 28 de octubre del año 312. La noche anterior a la batalla, el emperador Constantino tuvo un sueño en el que se le aparecía una cruz y junto a ella las palabras "In hoc signo vinces", o lo que es lo mismo, "Con este signo vencerás". Al día siguiente, el águila protagonista del estandarte imperial (lábaro), sería sustituida por el crismón, obteniendo la victoria en la batalla.

El crismón comenzaría a ser el símbolo que se mostraba en el labarum o lábaro (la RAE da incluso la palabra "crismón" como sinónimo de "lábaro") y este no era otra cosa que las dos primeras letras de la palabra Cristo en griego (XP). El crismón o monograma de Cristo había sido el símbolo utilizado por los primeros cristianos, cuando el cristianismo estaba perseguido por los romanos.

El crismón por tanto comenzaría a ser el símbolo protector y de victoria utilizado por los emperadores y el ejército. Con el tiempo la "X" y la "P" se transformaron en "X" y "T" como símbolo de la cruz.

Los vítores derivan de este símbolo romano de la victoria, sustituyendo el monograma de Cristo por las letras "V" y "T" de la palabra latina "vitor", que vendría a significar "viva".

Este anagrama comenzará a utilizarse por los universitarios de Salamanca al menos desde el siglo XV. Salamanca era la ciudad universitaria por excelencia de la España medieval, renacentista y barroca. Al anagrama "vitor" ("viva"), se le añadía un nombre, el del universitario que finalizaba los estudios de doctorado. Los estudiantes formaban entonces parte de las luchas de poder entre las diferentes facciones universitarias. Los estudiantes se agrupaban por lugar de procedencia, apoyaban a distintos candidatos para las posiciones más codiciadas en la universidad y usaban estos vítores como herramienta de celebración, propaganda e incluso intimidación. Los vítores no solo indicaban un título académico, también la pertenencia a una clase social acomodada.

Para celebrar la obtención del título de Doctor, el estudiante organizaba una serie festejos. Entre estos destacaba una comida para profesores, familiares y compañeros (algo que se ha mantenido hasta hoy), pero se realizaba también un festejo taurino, de donde luego se obtendría la sangre para pintar el vítor. La sangre de toro aportaba el color y para su fijación y durabilidad se le añadía normalmente óxido de hierro o algún otro pigmento mineral o vegetal (hoy los vemos con un color rojo ya muy apagado por el paso del tiempo).

Esta práctica de los vítores se prohibió en el siglo XVIII para evitar los habituales derramamientos de sangre. A esto se unía ya en 1857 la conocida como Ley Moyano y con ella, las universidades perdieron la facultad de conceder el título de doctorado, algo que solo podía obtenerse en Madrid. Los doctorados volverían a mediados del siglo XX y con ellos se recuperaba simbólicamente la tradición de los vítores, fundamentalmente en la Universidad de Salamanca.

La moda salmantina se fue extendiendo por otras importantes ciudades universitarias de España y América. En el Nuevo Mundo aparecerán en Santo Domingo, la Real y Pontificia Universidad de México o en San Marcos de Lima. Si nos centramos en Andalucía, los podemos ver en fachadas de Granada, Baeza o Sevilla.

Tras la Guerra Civil española, Francisco Franco utilizó el anagrama del vítor en el Desfile de la Victoria el 19 de mayo de 1939, convirtiéndose desde entonces en un símbolo del régimen y de la dictadura. Pero no identifiquemos vítores y franquismo, porque como ven su historia viene de mucho antes. Los regímenes dictatoriales de la Europa del siglo XX, recurrieron a menudo al simbolismo de Roma en más de una ocasión.

Vítores conservados en Sevilla.


Estas pintadas han estado ocultas mucho tiempo detrás de la suciedad de las fachadas y han ido saliendo a la luz a medida que estas se fueron limpiando. El siglo XX ha sido especialmente dañino con nuestros edificios más antiguos, cubriéndolos con una capa oscura debido a la contaminación. En el caso de Sevilla, la progresiva peatonalización de la Avenida de la Constitución y del entorno de la catedral de los años noventa en adelante, ha permitido reducir considerablemente esta polución y las diferentes restauraciones han sacado a la luz vítores de siglos pasados, especialmente en tres edificios: Catedral, Archivo de Indias y Ayuntamiento.

Unos los fechan en el siglo XVII, otros en el XVIII, y otros a comienzos del XIX, sin que podamos dar una cronología concreta, ni tampoco un origen o una autoría. Todo apunta a que son vítores como los que se conservan en Salamanca aunque tenemos que tener en cuenta una cosa. En Salamanca, los vítores se encuentran principalmente en la Universidad, al igual que otras ciudades, pero en este caso los encontramos en edificios emblemáticos de la ciudad que nada tienen que ver con los antiguos edificios universitarios de Sevilla, que ya no existen.

El vítor aparecido más recientemente en Sevilla es el del ábside de la Capilla Real, cuyos muros se limpiaron en 2018.

Entre 2006 y 2010 se llevó a cabo la intervención de la cara oeste de la catedral, que incluía las fachadas norte y de poniente de la iglesia del Sagrario. Las tareas de limpieza sacaron a la luz una gran cantidad de pintadas en el muro del testero de la iglesia, en la calle Alemanes, casi en la esquina con la avenida de la Constitución, convirtiéndose en el punto con mayor concentración de vítores de la ciudad. Entre toda esa maraña de grafitis antiguos, podemos leer nombres como Don Melchor o Don Alonso García.

En la avenida de la Constitución, a la izquierda de la portada de la iglesia del Sagrario, aparecieron también vítores en buen estado de conservación como se puede observar en la siguiente fotografía.

En el Archivo General de Indias encontramos otras tres pintadas en la fachada norte, concretamente sobre las tres ventanas más cercanas a la Avenida de la Constitución. Quedaron a la vista como en los casos anteriores tras la restauración del edificio, siendo de un color rojo más oscuro que las anteriores y encontrándose en un perfecto estado de conservación.

En estos vítores del Archivo de Indias podemos leer claramente dos apellidos: Da Silva y García de la Parra. Según Carmen Méndez Zubiria, en su artículo La Casa de Lonja y su transformación en Archivo de Indias, los vítores del edificio serían del siglo XVII, contemporáneos a la Academia Pública de Pintura, fundada en el edificio en 1660 por Bartolomé Esteban Murillo.

Por último citar también unos restos conservados en el Ayuntamiento de Sevilla, menos legibles y peor conservados pero que aún se distinguen. Pueden verlo en la siguiente fotografía. En el edificio hay restos de otro vítor, pero su estado es casi ilegible y solo se intuye si se observa en vivo, en fotografía no llega a apreciarse.

Como siempre en estos casos surge el debate. ¿Vandalismo? ¿Historia? Incluso entre los historiadores, hay quien opina que deben conservarse y otros que creen que deberían borrarse, especialmente si están realizados en edificios ajenos al ámbito universitario. ¿Y tú qué opinas? Deja tu comentario. 

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