La Hacienda del Rosario y el último duelo celebrado en Sevilla.

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La Hacienda del Rosario se encuentra en las cercanías del barrio de Torreblanca, en Sevilla. Es un magnífico ejemplo de arquitectura rural barroca, construida en el siglo XVIII, hoy abandonada y pendiente de ser derribada. Fue testigo del último duelo celebrado en Sevilla en 1904, con el marqués de Pickman como protagonista.

EL ÚLTIMO DUELO CELEBRADO EN SEVILLA.

Rafael de León y Primo de Rivera, marqués consorte de Pickman, era descendiente de dos conocidos militares y se casó con María de las Cuevas Pickman y Gutierrez en el año 1900. Ella era hija bastarda y posteriormente reconocida del segundo marqués de Pickman y una obrera de la fábrica de La Cartuja, heredando el marquesado y la copropiedad de la fábrica.

Era la tercera generación del marquesado y Rafael de León, en lugar de ocuparse de la fábrica de loza, creó un negocio de carruajes de lujo que lo mantenían lejos de Sevilla la mayor parte del tiempo. Manirroto y vividor, pasaba largos períodos de vacaciones entre Madrid, París y San Sebastián. Sus excesos le llevaron a contraer importantes deudas, por lo que tuvo que recurrir frecuentemente a préstamos de su amigo cordobés, el capitán de la Guardia Civil Vicente Paredes, su futuro rival en el duelo.

La amistad entre Rafael de León y Vicente Paredes se rompió una noche en el antiguo Gran Teatro Cervantes, hoy cine Cervantes, aún existente. Los rumores de que el guardia civil pretendía a la marquesa, llevaron a Rafael a levantarse de su asiento al ver entrar a su amigo en el teatro, darle una bofetada  y retarlo a un duelo a muerte. La cita sería el 10 de octubre de 1904, a las cuatro de la tarde en la Hacienda del Rosario, propiedad de los Pickman en el camino de Sevilla a Alcalá de Guadaíra, en las afueras de la ciudad.

Según cuentan, tras revisar las pistolas, la ropa de ambos protagonistas del duelo y comprobar que todo estaba en orden, ambos se disponían a eliminar a su rival. El primero en disparar sería el marqués, el cual falló. Tras varios disparos y acortar distancia entre ambos, el disparo del guardia civil atravesó el corazón de Rafael de León, quien cayó al suelo con los brazos en cruz sobre un charco de sangre.

Los duelos a muerte fueron muy poco frecuentes, normalmente eran a espada o a primera sangre, y en caso de realizarse a pistola, solían colocarse una carga ligera de pólvora. El historiador Miguel Martorell (autor de "Duelo a muerte en Sevilla: una historia española del novecientos", ambientada en este duelo del que hoy hablamos), dice que entre los años 1870 y 1930, hay registradas apenas seis muertes en duelos celebrados en España. Eran una forma de ajustar cuentas entre miembros de las élites y, a pesar de estar prohibidos y condenados tanto por el Código Penal como por la Iglesia, rara vez terminaban con alguien en la cárcel. Los participantes eran juzgados como "caballeros de honor" y ante eso, la tolerancia era practicamente absoluta.

El duelo y la muerte del marqués dieron mucho que hablar en la Sevilla de la época. La Iglesia, respaldada por el Estado, se oponía a enterrar el cuerpo de Rafael de León en el cementerio católico de la ciudad, algo que produjo un motin entre los trabajadores de La Cartuja que asistían al sepelio.

A la llegada del cortejo al cementerio, el capellán comunica que el difunto no podía ser enterrado en el recinto sagrado, sino en el de disidentes, la orden venía dada por el Cardenal Spínola. Gran parte del gentío asistente (unas 4.000 personas en el cementerio y hasta 50.000 en su recorrido por las calles de Sevilla según las crónicas de la época), se rebeló ante la noticia y terminaron por llevar a la fuerza sus restos al panteón familiar. Los trabajadores de la fábrica hicieron guardia durante la noche en torno al panteón, a donde finalmente llegarían policías municipales y guardias civiles, "secuestrando" los restos y llevándolos al cementerio civil.

Este cementerio sigue existiendo actualmente y se encuentra en un recinto aparte, dentro del cementerio de San Fernando. Por estar separado del resto del recinto por un muro, tradicionalmente se le llamó "el corralito"  o el "cementerio de los disidentes" y en él se enterraban a aquellos que según la Iglesia, no merecían recibir cristiana sepultura como practicantes de otras religiones, ateos, niños sin bautizar o suicidas. Para conocer esta zona del cementerio, basta entrar por el acceso principal del mismo y caminar a la derecha hasta llegar a esta zona, hoy ya integrada al resto del camposanto y sin muro de separación.

LA HACIENDA DEL ROSARIO.

Situada junto a lo que fuera el camino de Sevilla a Alcalá de Guadaíra, hoy se ve amenazada por el crecimiento urbano, hasta el punto de ser testigo actualmente de cómo se construyen pisos de lujo en un solar cercano y de como se planifican nuevas fases de urbanizaciones sin que quede claro cuál será el futuro de la Hacienda del Rosario.

Tras perder su función agrícola ha tenido varios usos que han desvirtuado su fisonomía original, añadiendo diferentes edificios así como derribando otros. Varios incendios han ido debilitando poco a poco su estructura hasta llegar a nuestros días como un edificio muy transformado y en estado ruinoso. La idea del Ayuntamiento es recuperar la construcción e integrarla en un espacio verde, como ha ocurrido en otros espacios de la ciudad. Sin embargo, las edificaciones que se levantan en las cercanías y el estado de abandono en el que se encuentra la antigua hacienda hacen presagiar un triste final para este único edificio histórico de la zona.

La Hacienda del Rosario se construyó en el siglo XVIII y supone un magnífico ejemplo de arquitectura rural en el area periurbana de Sevilla. El edificio es sencillo y funcional pero destaca su magnífica portada barroca, probablemente una de las de mayor calidad de las conservadas en edificios similares en la provincia. El profesor Álvaro Recio Mir dice en su artículo Arquitectura y Sociedad: Haciendas y Hacendados en la Sevilla del siglo XVIII nos dice que "su fachada se convierte en una elocuente declaración de intenciones. Sin duda alguna se trata de la más suntuosa portada de todas las haciendas sevillanas y la relativa modestia del resto de su caserío indica hasta qué punto esta arquitectura tuvo un marcado sentido representativo y emblemático". Mostrar al exterior la importancia de la familia a traves de fachadas y portadas era algo habitual entre las clases más altas desde el siglo XVI, en contraste con la tradición medieval, heredada del mundo musulmán, en la que la suntuosidad se reservaba al interior de las viviendas, mostrando al exterior la mayor simpleza posible.

Hace dos años, un joven del barrio de Torreblanca perdió la vida cuando un muro se vino abajo, y es que la hacienda lleva años siendo utilizada como lugar de reunión para botellones o curiosos atraídos por la fama de lugar encantado, convirtiéndose en un lugar atractivo para los amantes de lo paranormal, ¿seguirá aún allí el alma del marqués?

Con la hacienda surge de nuevo el recurrente debate al que se enfrentan nuestras ciudades cuando se topan con edificios antiguos en mal estado: restaurar y conservar o derribar. Recuperar este tipo de edificios tiene un coste y más si luego el mantenimiento corre a cargo del consistorio, pero es que perderlos, es borrar la historia. En el caso de esta hacienda, se encuentra junto a donde antes pasaba el agua de los Caños de Carmona, canalización de agua de época romana que posteriormente los almohades lo hicieron acueducto de ladrillo para llevar agua de calidad a las élites de la ciudad. Esa canalización pasaba exactamente a las espaldas de la hacienda y fue la que dio el "apellido" al cercano barrio, Torreblanca de los Caños. Cercana estaba también la torre blanca de la que el barrio tomó el nombre, una torre almenara con función defensiva igualmente levantada por los almohades. De ese rico patrimonio histórico, hoy ya solo queda la hacienda y como vemos, herida de muerte y en estado grave.

Esperemos que en el caso de la Hacienda del Rosario haya aún esperanzas para que el edificio se recupere, se le de un uso y no acabe borrado del mapa como tantos otros, perdiendo con él su historia, que es parte de la nuestra.

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2 comentarios en “La Hacienda del Rosario y el último duelo celebrado en Sevilla.”

  1. Una aportación muy interesante. Solo como dato, la torre que daba nombre al barrio de Torreblanca no estaba vinculada a esta hacienda sino que era una torre de vigía almohade del siglo XII.

  2. Muchas gracias. Te agradezco el mensaje. Lo de la torre que dio nombre al barrio se me ha colado. Antes había un párrafo más pero como no conseguía estar seguro, porque las informaciones eran escasas y confusas, lo borré y eso se quedó ahí. Lo he vuelto a poner donde estaba, recuperando el párrafo al final del texto pero sigo teniendo algunas dudas al respecto. Se dice que la torre que dio el nombre a Torreblanca desapareció, pero relativamente cerca hay una torre llamada Torre Blanca junto a la SE-30. Dudo que hubiera dos «torres blancas», ¿es la misma?, ¿desapareció aquella y esta heredó el nombre? La conservada está al inicio de la avenida de La Paz, acabó integrada en un molino harinero junto al Guadaira pero ni se encontraba cerca de los Caños de Carmona como se supone que estaba la otra, ni la encuentro tan cerca al barrio como para haberle dado el nombre. Si sabes algo o si alguien que lea esto puede poner un poco de luz sería interesante. ¡Gracias!

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