Alfonso X el Sabio y Sevilla.

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Alfonso X, rey de Castilla y de León, fue en realidad el noveno rey con el nombre de Alfonso que tuvieron ambos reinos. Reinando en Castilla Alfonso VIII, conocido por haber vencido en la batalla de Las Navas de Tolosa, en León reinaría otro Alfonso, que debió ser tambien octavo, sin embargo, para no ser confundido con el de Castilla, se hizo llamar Alfonso IX. Por tanto el rey Alfonso X hubiera sido Alfonso IX tanto en un reino como el otro, al ser el siguiente rey con ese nombre tras Alfonso VIII de Castilla (su bisabuelo) y tras Alfonso IX de León (su abuelo). Pero si seguimos tirando del hilo, veremos que en realidad, Alfonso VIII de Castilla debería haber sido Alfonso I de dicho reino, pues no hubo reyes castellanos con el nombre de Alfonso antes de él. Alfonso I fue rey de Asturias, también Aragón tuvo a su Alfonso I, pero no Castilla. Por tanto Alfonso X debería haber sido Alfonso II de Castilla y IX de Aragón. ¡Menudo lío!

Dicho esto, sería un 22 de diciembre, el del año 1248 cuando Alfonso, acompañando a su padre el rey Fernando III entraba en Sevilla por primera vez tras el largo asedio a la ciudad. Sería ese día cuando el eco de los cascos de los caballos resonaran al paso de la comitiva por las calles vacías de la vieja y mítica Isbilya. Sería ese día cuando por primera vez pudieron contemplar la ciudad de cerca, desde dentro, cruzar sus muros y admirar la belleza de la torre más hermosa del mundo que, ahora sí, les pertenecía. La ciudad se había rendido un mes antes, el 23 de noviembre, festividad de San Clemente pero se dio un plazo de un mes para que los habitantes recogieran sus pertenencias y abandonaran la ciudad. La escena de esos caballeros entrando y atravesando la medina musulmana recien abandonada debió ser algo realmente impactante, un majestuoso escenario esperando a sus nuevos inquilinos. Comenzaba así una nueva etapa para nuestra historia; la vida de Isbilya tocaba a su fin, comenzaba la historia de Sevilla.

Los musulmanes querían derribar el alminar antes de abandonar la ciudad, preferían destruirlo antes que verlo en manos cristianas. Ahí fue cuando, según cuentan, el aún infante Don Alfonso dijo que "por cada ladrillo que faltara de la torre cortaría una cabeza" y era normal que quisieran conservar el bello alminar de la aljama, era el símbolo de Isbilya, uno de los símbolos de al-Andalus y desde ahora emblema de la ciudad conquistada.

El idilio de Alfonso X con Sevilla comenzó seguramente durante el asedio de la ciudad que comenzó el 15 de agosto de 1247. Durante esos casi 16 meses, los cristianos veían el alminar de la aljama de Isbiliya desde cualquier punto de los alrededores de la ciudad. Aquella majestuosa torre y las cuatro bolas doradas del yammur que lo coronaba debieron ser faro y guía durante esos interminables días. La capital de los almohades estaba ahí esperando a ser conquistada y la expectación debería ir in crescendo a medida que pasaban los meses. Aquella torre debió ser protagonista de miradas y pensamientos, protagonista de la imaginación de los conquistadores, ¿cómo sería esa ciudad? ¿qué encontraremos cuando atravesemos aquellas murallas que parecen impenetrables? Seguro que muchos de esos pensamientos pasaban por las cabezas de aquellos cristianos con ansias de venganza y de reconquistar lo que consideraban suyo.

A lo largo de la historia han sido varios los monarcas relacionados con Sevilla pero, posiblemente haya sido Alfonso X uno de los que mayor vinculación tuvo con la ciudad. El próximo día 23 de noviembre del recién estrenado 2021, festividad de San Clemente, se cumplirán 773 de la entrada de los cristianos en la Isbiliya almohade y 800 años del nacimiento de nuestro protagonista y Sevilla tiene la obligación moral de estar a la altura de tal efeméride, organizando eventos dignos que el personaje merece. Los sevillanos no pueden ni deben olvidar quién es Alfonso X y lo que supuso en su época para la historia y para nuestra ciudad.

Alfonso X nace en Toledo en 1221 y fue Rey de Castilla y de León entre 1252 y 1284, cuando muere en la ciudad del Guadalquivir. Fue hijo de Fernando III el Santo y acompañó a su padre en el asedio de Sevilla, conquistada en 1248. Casado con Violante, hija del rey de Aragón, sería continuador de la labor de su padre, conquistando a los musulmanes plazas tan importantes como Jerez, Medina-Sidonia, Lebrija, Niebla o Cádiz y sucedido en el trono por Sancho IV. Esta sucesión fue muy conflictiva, provocando una guerra civil entre padre e hijo, pero no queremos adentrarnos aquí demasiado en aspectos biográficos sino más bien en la relación de Alfonso con Sevilla que fue intensa y muy fructífera.

ALFONSO X Y LA NUEVA ARQUITECTURA EN SEVILLA

La presencia almohade en Sevilla había durado un siglo y fue durante ese período cuando la ciudad vive posiblemente la principal reforma urbanística de su historia, reforma que hasta el día de hoy marca la fisonomía de la ciudad. La ampliación de la superficie amurallada, coincidiendo también con el asentamiento del río en su posición actual después de siglos de cambios, dieron a Sevilla la superficie que la ciudad ha mantenido prácticamente sin cambios hasta épocas recientes. Fueron ellos los que construyeron la gran mezquita aljama, de la que aún conservamos parte del sahn, actual Patio de los Naranjos y gran parte del antiguo alminar, nuestra actual Giralda. A ellos debemos igualmente la Torre del Oro, la construcción del puente de barcas, el Castillo de San Jorge, la Buhaira y la ampliación del Alcázar hasta su máxima extensión, fueron ellos los que vieron el nacimiento de Triana como arrabal y sus almonas y los que construyeron las primeras atarazanas. Debemos por tanto a los almohades la construcción de las bases de una ciudad sobre la que se desarrollarían durante los siglos siguientes, la Sevilla de hoy. Será sobre esa base almohade, donde se levanten los primeros edificios cristianos promovidos por nuestro protagonista.

Tras la conquista, el rey Fernando III reinará aún durante cuatro años hasta su muerte en el Alcázar en 1252. Sería su hijo Alfonso, coronado por el obispo Don Remondo como Alfonso X ante la tumba de su padre en la Capilla Real, el que retome la labor de repoblar la ciudad y de realizar las primeras construcciones cristianas. Sevilla era ahora la ciudad donde se establece la corte y el lugar desde donde se controlaba la continuación de la conquista de territorios a los musulmanes del bajo Guadalquivir. Las nuevas construcciones que se llevarán a cabo intentan establecer un nexo directo con el pasado cristiano, omitiendo cualquier referencia a lo andalusí. La nueva arquitectura que se implanta será de estilo "gótico castellano" reforzando una imagen arquitectónica novedosa y casi "colonial" acorde con la ideología de "reconquista" como milites Christi in partibus infidelium (soldados de Cristo en tierra de infieles). El Cuarto del Caracol en el Real Alcázar, las Atarazanas, la Torre de Don Fadrique, la reforma de la Torre de la Plata o la construcción de las iglesias de San Gil, Santa Marina o Santa Ana en Triana son claro ejemplo de construcciones góticas, aunque hoy las encontremos en mayor o menor medida tranformadas por los diferentes avatares históricos. La intención era clara, había que marcar una diferencia palpable entre lo heredado del mundo musulmán y el nuevo lenguaje cristiano, el mudéjar aún tardaría en llegar y en el caso de Sevilla no sería heredado de los almohades, cuya arquitectura era muy sobria y casi ausente de decoración. El mudéjar aparecerá casi un siglo después pero no como una continuidad sino como una influencia del reino nazarí de Granada y con el regreso de parte de la población mudéjar que había abandonado décadas antes la ciudad con la conquista cristiana.

Centrándonos en los nuevos edificios levantados, posiblemente sea el Cuarto del Caracol en el Real Alcázar el que mejor representa esa ideología de marcar un giro, de alejarse de lo anterior. En medio de la inmensa construcción almohade que era en esos momentos el Alcázar, Alfonso X decide eliminar uno de los palacios y levantar una nueva residencia real con un nuevo lenguaje. Algo nos queda de aquella construcción aunque muy transformado por reformas y reconstrucciones posteriores, especialmente debido al terremoto de Lisboa que derribó parte del edificio. Esta sería la residencia real y el edificio que ejercería la labor de representación de la corona. En ella el rey se rodeó de una serie de personajes pertenecientes a las diferentes religiones, de escritores que formarían parte de su escritorio real y el ambiente reinante era ahora de una mayor tolerancia que cuatro años atrás y de un nivel cultural que hizo posible que tanto el rey como su reinado pasaran a la historia como uno de los períodos más florecientes culturalmente hablando de la España medieval. El Cuarto del Caracol se levanta en uno de los patios de crucero preexistente. En el lado sur se levanta un edificio rectangular, bien fortificado al exterior por gruesos contrafuertes y cuyo interior era fiel reflejo de la arquitectura gótica que se estaba llevando a cabo en Castilla (para algunos investigadores, el exterior del palacio gótico recuerda a la arquitectura musulmana, en concreto al exterior de la mezquita cordobesa o del Patio de los Naranjos de Sevilla, opinión que comparto y que nos hace pensar si realmente había tal intención de romper con lo anterior como se ha querido entender hasta ahora o ya podemos identificar este detalle como una incipiente premonición del mudéjar).

En ese mismo estilo y lenguaje gótico se levantan las primeras iglesias en la ciudad, otras serán transformaciones de antiguas mezquitas pero las construidas en tiempo de Alfonso X querían dejar bien reconocible su impronta castellana. Posiblemente la iglesia de nueva construcción que más identificamos con el rey Alfonso sea la de Santa Ana en Triana, primera parroquia del arrabal y donde la tradición nos cuenta que fue mandada construir por el rey como agradecimiento a la madre de la Virgen por la curación de una afección ocular.

LA CULTURA EN LA CORTE DE ALFONSO X

Alfonso X estuvo rodeado durante su reinado de poetas, músicos, artistas, médicos, historiadores, astrónomos, juristas y científicos. Unos eran cristianos, otros musulmanes y otros judíos. La religión pasaba a un segundo lugar, estos hombres cultos fueron llamados por su saber y no por su fe.

Con la conquista de Toledo en 1085 se crea por parte del arzobispo Raimundo de Sauvetat un grupo de traductores cristianos, judíos y musulmanes que será el germen de la Escuela de Traductores que luego institucionaliza Alfonso X. En Sevilla, el rey se rodea en su corte de hombres de las diferentes religiones, fundando unos Studii o Estudios Generales de latín y arábigo que suponen la primera escuela preuniversitaria creada en la ciudad, forma un escritorio real que llevarán a cabo junto al rey una serie de escritos como El Libro de los Juegos, Las Partidas, La Crónica General o sus Cantigas a Santa María, escritas en galaico-portugúes, la lengua culta de la época. Ejemplo de este compromiso de Alfonso con la cultura y la convivencia respetuosa entre religiones fue el encargo de la lápida sepulcral de su padre Fernando III. A los pies de su tumba podemos leer su lápida mortuoria en castellano, latín, hebreo y árabe.

Aparte de lo mencionado, Sevilla le debe a Alfonso X la organización y repoblación de la ciudad, creo la estructura municipal y la de la Iglesia, dotándola de jurisdicciones y propiedades. La ciudad fue conquistada por su padre pero falleció cuatro años después así que será Alfonso el que lleve a cabo toda la organización, repartimiento del territorio, repoblación y la creación de las bases sobre las que se asentarán los cimientos de esta nueva etapa de la ciudad.

ALFONSO X Y LA JUDERÍA DE SEVILLA

Fue a la muerte de Fernando III en 1252 cuando Alfonso X entrega a la población judía tres de las antiguas mezquitas de la ciudad para su uso como sinagogas. Estas serán las de Santa Cruz, Santa María la Blanca y San Bartolomé que servirían de centros espirituales en la antigua judería hasta 1391, año en el que la judería sería arrasada por los cristianos y los judíos asesinados o expulsados. La judería sevillana dejaría así de tener la importancia que había tenido durante casi siglo y medio, siendo la segunda de la península en tamaño e importancia después de la de Toledo.

ALFONSO X Y EL NO8DO

El amor y el respeto del rey por Sevilla fue recíproco por parte de los sevillanos de la época, recibiendo el apoyo de estos durante la guerra civil que protagonizó con su hijo el infante Sancho, quien lo sucedería posteriormente en el trono, Sevilla defendió los derechos legítimos de Alfonso frente a su hijo. Este episodio dio lugar a la hermosa leyenda del nomadejado, representado con las siglas NO-DO, unidas por una madeja: NO8DO que se ha convertido con el paso del tiempo en el emblema de Sevilla. La existencia de esta leyenda la recogen ya Ortiz de Zúñiga o Argote de Molina. La fidelidad de la ciudad estaba clara, lo que no parece tan claro es el origen de este NO8DO en tiempos de Alfonso puesto que no aparece en ningún documento hasta la Edad Moderna.

El próximo noviembre delebramos los ocho siglos del nacimiento de este rey y Sevilla debería estar a la altura. A iniciativa de un grupo político en el Ayuntamiento se han presentado algunas propuestas que esperemos que se lleven a buen término. Sevilla lo merece y los sevillanos deben conocer a este importantísimo personaje para la historia de su ciudad que para empezar, ni siquiera tiene una calle o plaza emblemática con su nombre. La calle dedicada al Alfonso X es la actual "Don Alonso El Sabio" que además de ser una calle secundaria y prestarse a confusión, da nombre a la antigua calle del Burro, como si nuestro Alfonso X, hombre sabio de su época, no mereciera algo mejor que tener dedicada una calle que antes se llamaba como el noble animal. Esperamos desde Tu Guía de Sevilla que la ciudad esté a la altura de la efeméride, que no pase desapercibida y que Sevilla recupere la memoria de este interesante e ilustre personaje que, si bien no nació aquí, murió como sevillano y se encuentra enterrado en nuestra catedral junto a sus padres, Fernando y Beatriz, a los pies de la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla y su archidiócesis, imagen gótica que llegó con ellos a la ciudad, a la que profesaban gran devoción y que tanto significa aún hoy para muchos sevillanos.

Nota añadida el 22 de noviembre de 2021: Hoy, víspera de la efeméride de los 800 años del nacimiento de Alfonso X, Sevilla ha presentado una serie de actos que en su mayoría, serán llevados a cabo el próximo año. Seguramente el 2021 no ha tenido meses suficientes para celebrarlos y se van a hacer un año tarde. Muy posiblemente a raíz de ver los espectáculos y actos que otras ciudades como Toledo han preparado y llevado a cabo a lo largo del año, Sevilla ha querido preparar algo para que los ocho siglos de historia que se conmemoran no pasaran del todo desapercibidos. Más vale tarde que nunca aunque como era previsible, la ciudad no ha estado a la altura del acontecimiento.

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1 comentario en “Alfonso X el Sabio y Sevilla.”

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