Quien fue a Sevilla perdió su silla.

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¿Cuántas veces hemos dicho eso de "Quien fue a Sevilla perdió su silla"?, posiblemente muchas. La frase tiene origen en hechos históricos, lo curioso es que ha ido pasando de generación en generación pero con el sentido contrario al que surgió. El dicho original no sería "quien fue a Sevilla" sino "quien se fue de Sevilla". Vamos a verlo.

Antes de nada veamos quiénes son Alonso de Fonseca y Ulloa, Alonso de Fonseca y Acevedo (padre) y Alonso de Fonseca y Acevedo (hijo) para que entendamos la historia. Biográficamente, al haber tres arzobispos de Santiago con el mismo nombre, se les ha numerado con I, II y III para diferenciarlos. Alonso I de Fonseca (también llamado Alonso de Fonseca el Viejo), será tío de Alonso II de Fonseca (conocido también como Alonso de Fonseca el Mozo). Este último será padre de Alonso de Fonseca III, el cual no tiene nada que ver en la historia que vamos a contar, pero así no se presta a confusión. A partir de ahora nos centraremos en tío y sobrino, a los que denominaremos Fonseca I y Fonseca II.

Fonseca I nació en Toro (Zamora) y había nacido en el seno de una familia de modestos hidalgos de origen portugués. Fue arzobispo de Sevilla en tiempos de Enrique IV (hermano de Isabel la Católica), al que le unía una estrecha amistad. Durante su estancia en Sevilla entre 1454 y 1460, su sobrino Fonseca II (educado bajo su tutela), sería nombrado deán de la catedral de Sevilla. El propio rey Enrique IV, dada la estrecha relación que mantenía con Fonseca I, fue quien intercedió ante el papa para que le otorgaran a Fonseca II el deanato hispalense.

Al morir el arzobispo de Santiago Rodrigo de Luna, fueron varios los candidatos que quisieron aspirar a la "silla" vacante. De nuevo la intercesión de el rey con el papa daría como resultado que fuera Fonseca II el elegido en el año 1460. El nombramiento no gustó en la sede compostelana a muchos de los nobles y religiosos locales, y el ambiente se enrareció de tal forma que Fonseca I no creía que fuera el lugar más indicado para mandar a su inexperto sobrino. Con la aprobación tanto regia como pontificia, se permutaron las sedes, ocupando el tío la compostelana hasta que la situación se relajara y su sobrino ocuparía temporalmente la de Sevilla (1460-1464).

En 1463 la situación en Santiago comienza a estabilizarse, algo que hace a Fonseca I pensar en volver a Sevilla, aunque la situación en la ciudad gallega no estaba del todo solucionada. Cuando Fonseca II se entera de las intenciones de su tío de recuperar su cargo, se atrinchera en la catedral sevillana, provocando un grave conflicto en la ciudad del Guadalquivir entre partidarios del tío y del sobrino. De nuevo sería necesaria la intervención del rey y del papa para establecer las normas, teniendo Fonseca II que marchar definitivamente a Santiago para ocupar su cargo, recuperando así Fonseca I la sede hispalense.

Fonseca el Mozo fue arzobispo de Sevilla entre 1460 y 1464, año en el que la recupera su tío Fonseca el Viejo, manteniéndose en el cargo hasta su fallecimiento en 1473.

En estos hechos, cuando Fonseca II ocupaba el arzobispado de Sevilla y se negaba a devolverlo a su tío, es cuando muchos ubican el origen de la famosa expresión, nacida entre los partidarios del sobrino. La frase original tendría justamente el significado contrario al actual. El dicho popular original parece que fue "quien se fue de Sevilla perdió su silla", derivando con el paso del tiempo en "quien fue a Sevilla perdió su silla".

Otras versiones de "Quien fue a Sevilla perdió su silla":


Según el Centro Virtual Cervantes hay numerosas variantes de la frase original. Veamos algunos ejemplos:

"Quien fue a Sevilla, perdió su silla, y quien fue a Aragón se la encontró".

"Quien fue a Sevilla, perdió su silla, y quien fue a Jerez, la perdió otra vez".

"Quien fue a Sevilla, perdió su silla; quien fue y volvió, a garrotazos se la quitó".

"Quien fue a Sevilla, perdió su silla; quien fue y volvió, la recobró/encontró".

"Quien fue a Sevilla, perdió su silla, y quien fue a Morón/Padrón, perdió su sillón".

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA CONSULTADA:


  • Fonseca y Acevedo, Alonso de, Alonso II de Fonseca, biografías, Real Academia de la Historia.
  • Fonseca y Acevedo, Alonso de, Alonso III de Fonseca, biografías, Real Academia de la Historia.
  • Fonseca y Ulloa, Alonso de, Alonso I de Fonseca, biografías, Real Academia de la Historia.
  • Quien fue a Sevilla perdió su silla, Centro Virtual Cervantes, Instituto Cervantes.
  • Origen del dicho "Quien fue a Sevilla, perdió su silla", M. Jiménez, ABC de Sevilla, 01/10/2013.
  • Quien se fue a Sevilla, perdió su silla, Fundación de la Lengua Española

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José Manuel Villalba Rodríguez

1 comentario en “Quien fue a Sevilla perdió su silla.”

  1. Está muy bien el artículo, enrevesada la historia de los Fonsecas, pero muy bien aclarada y más que justificado el cambio de «el que fue a Sevilla» a «el que se fue de Sevilla» Enhorabuena José Manuel

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